Resident Evil Director´s Cut


Resident Evil Director´s Cut: Capcom creó un videojuego (1 solo jugador) que es el origen de los juegos de terror. Un Survival Horror puro y duro, creado por Shinji Mikami, en el que no faltarán complejos puzzles, enemigos finales horrorosos, zombies y otras mutaciones para asustarnos. Por sí solo inventó un género y fijó sus bases en cuanto a mecánicas, que lo convirtieron en un hito inolvidable. Es uno de esos juegos que creó escuela y arrastró masas desde el mismo día de su lanzamiento. La pena es que nos llegó totalmente en inglés.


Este maravilloso título es una versión extendida de director un poco más difícil y sin censura. Capcom asombró al mundo creando una película de terror llena de zombis y monstruos, pero que se podía jugar. La historia de Umbrella es ahora famosa, pero en ese momento se nos presentó un juego de acción en tercera persona con gráficos pre-renderizados de gran calidad y haciendo usos de enfoques fijos y cinematográficos. El extraño control se hace notar y más ahora, pero su historia, sustos y puzzles lo convirten en un título que debe ser jugado.


Este genial y excelente título pertenece a aquella mítica generación de videojuegos con los gráficos pre-renderizados, típicos de mediados de los 90, cuando llegó un nuevo soporte llamado CD y que todos pensábamos que duraría muchísimo, pero que en pocos años fue superado por el DVD. Con esos fondos, nuestros personajes deben moverse en pantalla con unos modelados y sus correspondientes texturas que ahora parecen simples, pero que entonces ya nos parecían la bomba. El desarrollo es pausado y heredero de las viejas aventuras de esos años (Alone in the Dark) que nos mostraban perspectivas muy concretas del escenario, a medida que se movía el personaje y que permitía aumentar todavía más si cabe la sensación de angustia y miedo. Eso sí, al no poder manejar la cámara (por ser este juego anterior a los sticks análogicos) sólo nos teníamos que preocupar de llevar y traer a nuestros personajes por el escenario y como mucho, equiparles con armas y curarles con plantas medicinales que podíamos llevar encima a medida que avanzábamos por la aventura.


Este primer título de la saga es más largo y difícil que las secuelas que salieron para Ps One. Destaca sobremanera por su grandísima ambientación, aunque eso si, sus gráficos si los comparamos con la 2ª y 3ª parte pueden decepcionar un poco. Pero es una aventura con todas las de la ley, por su exploración pura y dura en la que hay que recorrer habitaciones, mirarlo todo, leer las descripciones de los objetos y coger algunos para utilizarlos después en otros sitios, porque en sus puzzles no había ninguna ayuda como ahora y había que mirarlo todo y probar a ver si un cuadro, una estatua o una ventana nos permitían hacer alguna cosa o recoger un objeto. En Resident Evil las partidas se guardan en unas máquinas de escribir que estaban por toda la mansión, pero para poder hacerlo teníamos que encontrar antes unos cartuchos de tinta. Estos tenían un número limitado en el juego por lo que no podíamos grabar cada poco tiempo a nuestro antojo, ya que si los gastábamos todos, ya no podríamos guardar más partidas, por lo que si andábamos muy lejos del final, tendríamos que hacernos el trecho restante a pecho descubierto, porque si nos mataban y no hemos guardado antes, teníamos que volver empezar desde la última vez que guardamos dicha partida.


Su historia transcurre en la noche del 24 de julio de 1998 en las afueras de Raccoon City donde ocurren una serie de extraños asesinatos. Las víctimas fueron atacadas por un grupo de asaltantes que dejaron marcas de canibalismo. El ayuntamiento local envía al equipo Bravo del grupo de élite, los STARS. Después de que el contacto con el equipo Bravo se pierde, se envía al equipo Alpha para encontrarlos y continuar la investigación. Sus miembros son: Chris Redfield, Jill Valentine, Barry Burton y Albert Wesker. Controlaremos al que queramos de los dos primeros. En definitiva, que es un juegazo, un clásicazo y que si lo volvéis a coger sin prejuicios y olvidando un poco lo que hayais visto desde 1996, os resultará entrañablemente revelador y por supuesto, absolutamente imprescindible, porque es una OBRA MAESTRA.



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