Resident Evil Code Verónica X: Volvió a PS2 la aventura de terror por excelencia. Tiene una soberbia ambientación y luce unos gráficos que asustan. Además es largo y muy absorbente. Un imprescindible para los que busquen aventuras tétricas, largas y emocionantes. Todo un clasico que sigue manteniendo su frescura. No da tanto miedo como Silent Hill, pero sus zombis agobian más.
Un clásico por el que no pasa el tiempo. La saga Resident Evil nos ha brindado numerosos momentos inolvidables en las consolas de Sony y para muchos este título fue en ese momento la culminación de la serie. Argumento y ambientación: Claire Redfield, la protagonista de Resident Evil 2, sigue buscando a su hermano Chris, pero es capturada y encerrada en una isla donde se está experimentando con el Virus T. Nosotros debemos acompañarla en su huída, pasando por tétricas mansiones, laboratorios y otros lugares no menos trabajados, todos ellos poligonales.
Tipo de miedo y enemigos: Nada de terror psicológico, todo muy explícito y a la vista. La angustia y el terror vienen de la mano de la cantidad de enemigos a los que debemos hacer frente, como gigantescos gusanos, manadas de zombis, arañas, perros, gigantescas polillas... A cual más agobiante y peligroso. Desarrollo y dificultad: Ofrece una perfecta combinación entre acción, investigación y puzzles, que en ningún caso llegan a ser tan enrevesados como en Silent Hill. Es la fórmula de siempre, pero depurada para ofrecer diversión sin límites, y potenciada por la espectacularidad de las secuencias de video y los gigantescos enemigos.
Es uno de los "Survival Horror" más largos, emocionantes y variados, con algunos momentos de tensión indescriptible. Técnicamente se ha quedado atrás respecto a juegos más modernos, obvio, pero es algo perdonable por ser un juego con tantos años. Conclusión: Uno de los mejores "Survival Horror" de todos los tiempos, una obra maestra que ningún fan de la serie Resident Evil debería perderse sin ninguna duda. Fue lanzado originalmente para la consola Dreamcast de Sega.
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